La recortadora de árboles

Cuando vives en una región con una humedad permanente y más de 180 días de lluvia al año es normal que la vegetación sea exuberante e invasora.

la vegetación galopante

Y como se suele decir, a grandes males, grandes remedios. Una de las cosas que llaman la atención aquí en Normandía son los tallados de bosques en los laterales de las carreteras:

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Colores de primavera

Por algún motivo que escapa a mi comprensión llamamos «mal tiempo» a esta época de lluvia que purifica el aire que respiramos y reverdece los campos.

El otro día, aprovechando un hueco en las clases decidí irme a estudiar a algún lugar apartado (la biblioteca del centro es más parecida a una fiesta de pijamas que otra cosa). Cogí el coche y me escapé a unos 10 minutos de Linares. Encontré mi lugar de estudio en plena naturaleza y aproveché bastante bien esas dos horas.

Pero de vez en cuando es bueno descansar así que salí a estirar las piernas y a relajar un poco las neuronas contemplando el maravilloso espectáculo de la primavera.

El álbum compleo de fotos, en mi cuenta de Google, dónde aprovecho y meto más fotos, no sólo de Linares sino de otros paseos primaverales.

Asesinos de árboles

De

Realicé esta fotografía hace unos días. Aprovecho un hueco para publicar aquí la historia.

Yo iba de viaje por la autovía que une Linares con Bailén y decidí hacer una parada para estirar las piernas. Elegí detener mi coche cerca de una fábrica abandonada y darme un paseo por la historia de la revolución industrial. Cuando volvía para incorporarme a la autovía los vi, dos árboles gigantescos a los que habían quemado el tronco.

La imagen de los troncos perforados y a pesar de ello los árboles manteniéndose en pie sobre restos calcinados me animó a tomar fotografías de aquello. Sigue leyendo

Shhhh, la naturaleza está cantando

Tras una agradable caminata desde La Cañada de Las Azadillas, Jaén, llegamos a esta impresionante explanada en lo alto de la montaña que corona el pantano del Quiebrajano y, en silencio, disfrutamos de la música que nos regala la naturaleza.

Ni que decir tiene que esta foto corona ahora mi escritorio.

Dedicado a mis hermanos Scouts y a los que gustais de escuchar el silencio.

Prohibido pisar el cesped

una anciana disfruta del aire libre en el parque Maria Luisa de Sevilla

una anciana disfruta del aire libre en el parque Maria Luisa de Sevilla

Si hay una estupidez cotidiana que me llama poderosamente la atención es esta. ¿Prohibido pisar el cesped? Los parques se están convirtiendo en naturaleza enlatada donde nuestros chiquillos sólo pueden ver a la pachamama desde la barrera.

Cuando paseo con mi hija por el parque yo disfruto viendo como se sienta en la hierba y la toca. Coge las hojas, mira a las hormigas subir por el tronco de los árboles, huele las flores… Hasta que viene el guardia de seguridad y me dice que está prohibido pisar el cesped.

Entonces pasó lo de la foto. Fuimos a Sevilla porque Ake tenía un claustro de profesores y Abril y yo nos fuimos con el coche al Parque de Maria Luisa y allí disfrutamos de lo lindo sin que nadie viniera a decirnos que no tocáramos la naturaleza.

En un momento dado vi esta tierna imagen. Una señora mayor en su silla de ruedas, instalada en el cesped junto a otras personas que están sentadas en el suelo. Entonces pensé que en mi ciudad eso no era posible, vendría un guardia de seguridad a decirle que las ruedas de su silla estropean la hierba. Entonces la señora le contestaría malhumorada: Oiga jovencito, ¿Es que me está tomando por Atila? ¡¡Vayase al cuerno!!

En el Parque Maria Luisa no vi vándalos, ni vi más suciedad que en los parques de Jaén y, por supuesto, no vi guardias de seguridad haciendo la ronda. Sólo personal de jardinería.

Si tuviera la mínima esperanza de que me escucharan, le escribiría al consistorio de mi ciudad para explicarle que la naturaleza llegó mucho antes que el hombre…

Y que tras millones de años de evolución, el cesped aguanta perfectamente las pisadas de un adulto, el juego de los niños, las sentadas de los adolescentes y las ruedas de las sillas de los ancianos.

Por cierto también les diría que nunca le hago caso al securata del parque y mi hija sigue disfrutando del contacto con la naturaleza…