Bueno, pues se acabó mi primer año de conductor y mi querida «ele» que me acompañó todo este tiempo ya se ha bajado de la luna trasera.
A mucha gente le averguenza lleva la ele sin embargo yo le he encontrado más ventajas que inconvenientes:
En general podemos clasificar a los conductores en buenos conductores y malos conductores.
Los buenos conductores veian mi ele y tenían paciencia conmigo cuando aparcaba, cuando calaba al salir de un semáforo en cuesta y otros problemas habituales de los novatos al volante.
Incluso una vez se montó uno conmigo dejando el coche a un amigo para sacarme de un apuro. Y tan normal.
Los malos conductores veían mi ele y apretaban el acelerador. Daba igual que fuera en ciudad o en carretera, en cuanto veían mi ele salían disparados con lo que me los quitaba de encima rápido. Claro que de vez en cuando me procuraban un mal rato con adelantamientos peligrosos, por la derecha o en rotondas pero enseguida apretaban el acelerador así que mi consejo para todos los que aún llevais la ele y los que algún día esperais llevarla es que os mantengais a vuestra velocidad, que los gilipollas ya se encargarán de acelerar para perderos de vista.
Ahora sin mi ele soy un conductor más en la marea metálica que recorre calles y carreteras del planeta.