El padre invisible

7 de abril de 2006, 8 y 10 de la mañanaLa primera vez que entré al maternal me llamó la atención un cartel que reivindicaba la participación del padre en el el embarazo, nacimiento y crianza de los hijos. Me gustó, la verdad.

Años después yo era el padre de la criatura que llevaba apenas tres meses cociéndose en el vientre de su madre y entraba en el maternal con la sana intención de participar en todo el proceso de embarazo. Iluso.
-¿Que edad tiene el padre? Le preguntó el médico a mi mujer.
-34.- Contesté yo.
– ¿Antecedentes de enfermedades congénitas en la familia del padre?- Volvió a preguntarle el médico a la madre de la criatura.
– Ninguno.- Le contesté y luego, mirando a mi mujer:
– ¿Te has dado cuenta, cariño? Soy invisible.- Codazo de mi mujer, ningún comentario del médico.
Se sucedieron las preguntas. El doctor no me miró ni se dirigió a mi en ningún momento. Llegó el momento de la ecografía y el médico corrió la cortina en mis narices.
– ¿Cariño?- Dijo mi mujer. Yo corrí la cortina de nuevo y le di la mano a mi esposa.
– Estoy aquí. Es que soy invisible.-

Ese fue sólo el comienzo. Las clases de preparación al parto son [todas] en horario laboral y aunque los matrones y matronas animan a las embarazadas a venir con sus parejas ya me contareis quien trabaja en una empresa que le de dos horas semanales por tal motivo.

También nos suscribimos a varias revistas sobre embarazo & bebés. ¡Anda! Un especial «papás», mira tú yo creía que los padres estábamos siempre ahi pero no, tienes que esperar a un número especial «Día del padre» para que las revistas se acuerden de nosotros.

Llegó el gran día y me toca esperar cuatro horas en la sala de espera mientras la madre me espera en monitores las mismas cuatro horas.
– ¿Dónde se habrá metido?- Pensaba ella. -Estoy esperando a mi esposo.-
-¿Porqué no me dejan entrar?- Me quejaba yo.
– Nadie ha preguntado por usted.- Le decían a mi mujer.
– No puede entrar hasta que no le autoricen.- Me decían a mi.

Finalmente entré y fui detenido por una marea de batas. Me identifiqué y la que luego resultó la matrona de mi mujer me dijo: «Claro que puede pasar. Es que nadie me informó de su presencia.»

La realidad es que los padres, aunque queramos participar en el embarazo, en el parto y en la crianza de nuestros hijos, estamos en una sociedad machista que ha desarrollado protocolos para embarazadas y no para «parejas embarazadas».

Las salas de espera están llenas de embarazadas con sus madres o suegras.
La entrada y salida de las guarderías están llenas de madres y abuelos.

¿Cuantos de esos padres faltan porque no quieren ir y cuantos porque no tienen la oportunidad de ir?

¿Cuando se dará cuenta la sociedad y los estamentos políticos, médicos y laborales que no es suficiente con decir que el papel del padre es importante sino que hay que darle la oportunidad de estar con la madre y con su hijo?

3 comentarios en “El padre invisible

  1. Pues yo de momento no he tenido tu experiencia, sino más bien la contraria: en todas las ecografías me piden que me ponga al lado de mi mujer para ver bien la pantalla, nos preguntan las cosas a ambos, y me he sentido durante todo el tiempo tan implicado en el embarazo como mi mujer.

    Claro, que ya veremos cuando llegue el momento del parto (nos faltan apenas 3 o 4 semanas)

    Tal vez tenga algo que ver que todo el proceso en nuestro caso ha sido por sanidad privada, y que además como Joy todavía no entiende el idioma bien del todo soy su intérprete, hablo por ella y traduzco algunas cosas.

    ¿Qué tal van Ariel y su madre?

  2. Hola.

    Estaba buscando contenido interesante en google y me he encontrado con tu blog por casualidad, no lo conocía, pero a partír de ahora volveré más a menudo a leerte.

    Suerte y sigue así.

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