Una de las desventajas de estudiar un ciclo en un instituto que imparte desde enseñanza media hasta superior es que a veces te puedes encontrar con que no hay un sólo lugar tranquilo dónde ponerte a estudiar.
En esos contados momentos del curso lo que he hecho es coger el coche e irme carretera adelante a buscar algún sitio tranquilo en él que dar de comer a mis neuronas.
Así, la semana pasada, me encontré con un curioso lugar, de nombre El Píelago, del que desconocía completamente la existencia.
En este curioso desfiladero de granito aún se tienen en pie dos arcos de un puente romano, el Puente de Vadollano que parece fue parte de la Vía Augusta, entre la región de Oretania y Sagunto.
Además de estudiar metido en el coche y con el aire acondicionado a toda caña, aproveché para estirar las piernas y hacer unas cuantas fotos de ese mágico lugar. Os recomiendo comparar mis fotos, realizadas en verano, con las que aparecen en este Blog, realizadas en invierno, con el río Guarrizas tronando sobre las rocas.
Que curioso me resulta encontrar un sitio así cuando queda poco para que abandone esta tierra…
más fotos en mi galería de Google Plus.