El turista indecente

Hace unos días visité las playas del desembarco. Un lugar cargado de significado histórico y que, personalmente, me impone mucho.

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Visitando la playa de Utah-Beach, donde desembarcará el General Leclerc, unos adolescentes saltaban sobre los blindados allí expuestos. No dudé en llamarles la atención.

«estos no son columpios. Es un monumento. Bajad de ahí. Un poco de respeto, por favor.»

Los chicos se me quedaron mirando, sorprendidos pero sin ninguna intención de moverse. Conté mentalmente hasta diez y alzando la voz (y enfadado, lo reconozco) les ordené que bajaran. Que si no tenían educación que por lo menos tuvieran respeto. «bajad, ahora».
Su padre, unos metros más allá, no dijo ni mu y continuó «disparando» su enorme reflex aquí y allá así que los chavales se bajaron en silencio ellos también.

Soy consciente de que muchos de los que viajan lo hacen sin el más mínimo interés de los lugares que pisan. Ya el año pasado escribí una entrada sobre esos ciclistas «guays» pero esto va más allá. No hablamos de «no pisar el césped» ni de los estúpidos que entran al Louvre para hacerse un selfie con la Gioconda y salen sin más, sino de un lugar donde en apenas unas horas 15.000 personas dieron su vida para que ahora tú puedas pasear tu culo tranquilamente por donde quieras.
Lo menos que puedes hacer si visitas las playas del desembarco es enseñarle a tus hijos un poco de respeto por los hombres que allí murieron.

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