La franja de seguridad en las estaciones de tren y el poco respeto por la seguridad propia

En las estaciones de tren francesas uno puede encontrarse pintado en el suelo una banda amarilla, en ocasiones dos, una de ellas tapada como en la foto. Estas bandas indican la distancia de seguridad a mantener entre el usuario y el borde del anden.

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Sin embargo, como podeis ver en el siguiente vídeo, es común que la gente ignore completamente esta advertencia. Y aquí con más delito puesto que pone a sus niños por delante.
¿Acaso estaba la estación llena de gente y no pudo ponerse de otra manera? Creo que aunque brevemente se puede apreciar que hay espacio detras de esta familia como para mantener el margen de seguridad. No, es simplemente imprudencia.

El problema de las mascotas en los transportes públicos no son los animales, son sus dueños.

Estación de tren de Evreux

un momento antes de tomar la foto, esta señora recogía las cacas de su perro.

Lo siento por mis amigos animalistas pero admítanlo: El problema de las mascotas en los transportes públicos no es de los animales, es de sus dueños.

Vivo en Francia, un país donde los animales viajan en los transportes públicos, entran en los comercios (salvo que se indique lo contrario) y tienen acceso a playas, centros comerciales e incluso a mi despacho, un espacio sanitario. ¿Y a que es debido?

Los animales son los mismo en Francia que en España pero parece que en la piel de toro aún falta mucha educación que impartir… A los dueños.

A menudo las asociaciones y protectoras de animales organizan campañas para permitir el acceso de las mascotas a los transportes públicos. Francamente, erran el tiro. Hasta que en España las personas no se comporten como cerdos es inconcebible que un perro viaje en un autobús o un tren. Sigue leyendo

El civismo, la picaresca y la flojera política

Todo el mundo que me conoce sabe que desde hace algún tiempo entretengo una pequeña galería de fotos con las mejores jugadas de los conductores giennenses. Y es que el civismo se ve que no siempre resulta compatible con el carné de conducir, la cosa es que son muchos los conductores que llevan sus carros como Atila sus caballos.
Porque aparcar ocupando dos plazas familiares es mucho más chulo que ocupar sólo una.

Cualquier día embarco la cámara de vídeo en el coche y la pongo a grabar, así tal cual, y me traigo al blog las burradas que hacen algunos al volante (que yo lleve una gran pegatina de bebé a bordo no impide que me acosen igual que a cualquier otro conductor).

Hago muchas fotos de incívicos, y más que podría hacer pero ¿como es eso posible? ¿Existe una razón lógica para tanta desfachatez en los conductores de mi ciudad? Pues si, si que existe y me llegó el otro día por casualidad: En Jaén puedes aparcar dónde y cómo te parezca porque la policia local sólo te multará si alguien te denuncia. Y claro, hecha la ley, hecha la trampa. En mi barrio (e imagino que en más sitios) los vecinos han encontrado una forma muy cómoda de tener un aparcamiento gratuito en la puerta de sus casas. Si ven alguien aparcado en una zona de estacionamiento prohibido dónde habitualmente ellos dejan su vehículo pues llaman a la policía y listo. El infractor se lo pensará dos veces antes de volver a dejar el coche en ese sitio, por mucho que otros lo usen a diario como aparcamiento particular.

Pero en cambio si acudes a Urgencias porque tu hijo se ha puesto malo los únicos espacios dónde aparcar son la famosa «Zona Azul», en cuyo aparcamiento puedes estacionar un máximo de dos horas seguidas.

¿Sólo dos horas? ¿En Urgencias? Eso no se lo cree nadie!!

Exacto! Entonces lo que ocurre es que cuando sales por fin de Urgencias con tu pequeño te han cascado una multa por sobrepasar el límite. El sábado pasado, tras cinco horas en urgencias con Ariel, me tocó dar vueltas por los alrededores del hospital con mi hijo enfermo en el coche hasta encontrar a la revisora de la Zona Azul y pagar 1’70€ de multa. Porque si tardo más de dos horas en entregarle el ticket de «anulación de multas» me cascan 6 euros por el morro.

La alternativa es tan sencilla como incívica: Aparcar en las puertas de Urgencias, dónde sólo pueden hacerlo las ambulancias.

El acoso en circulación

Si un imprevisto me obliga a frenar de pronto, el trailer que me sigue a apenas unos cuatro metros de distancia ¿podrá frenar a tiempo o me arrollará?

Desde el pasado mes de septiembre viajo a diario a la vecina ciudad de Linares. Eso hace que comience a conocer en profundidad la jungla de asfalto que si bien en los noventa eran las calles de una ciudad ahora bien podría decirse que son las autovías y carreteras. ¡Vaya elenco de agresivos, torpes, listillos y arriesgados que se encuentra uno en la carretera.

el vehículo de detrás me está acosando ante la imposibilidad de adelantar

acosando ante la imposibilidad de adelantar

Hay toda clase de artimañas y trucos en la conducción temeraria pero sin duda él más usado en mi trayecto diario es el acoso: El conductor que te sigue no puede adelantar por la razón que sea (obras en el caso de la primera foto, tráfico contrario en el caso de la segunda) y por ello decide acosarte para conseguir que conduzcas más rápido. Incluso mucho más allá del límite de velocidad.

 

El viernes pasado un conductor llevó su acoso mucho más lejos y mientras yo procedía a cambiar de carril para adelantar un camión, el hijodeputa, que no tiene otro nombre, se metió en el arcen y comenzó a avanzar a gran velocidad en el poco espacio entre el guardarail y mi coche, tratando de obligarme a volver al carril derecho.

Que yo lleve una pegatina de «niños a bordo» y que desde detrás se distingan perfectamente las dos sillas de seguridad de mis hijos le importó bien poco. Y la verdad es que si hubiera llevado a mi familia en el coche hubiera cedido a su acoso para proteger a los míos pero para su desgracia yo no llevaba a los niños así que sujeté con fuerza el volante, pulsé el claxon de continuo y me mantuve en mi posición. Sólo entonces frenó y se colocó justo detrás de mi para adelantarme justo en el momento en el que yo volvía a mi carril.

 

Existe un truco contra estos asesinos en potencia, aunque no siempre funciona (se ve que se lo saben):

Cuando un coche te acose coloca tu pie encima del freno y písalo ligeramente. Tu coche no reducirá la marcha pero se encenderán las luces de freno y el conductor que te acosa pensará que estás frenando con lo que frenará también.

Pero repito que no siempre funciona y yo me he encontrado ya a más de uno que acelera cuando tú pisas el freno, como diciendo «aquí él que asusta soy yo«.

El truco que siempre funciona es la paciencia, la cordura y mantenerse alerta. No hay suficientes policias en las carreteras para pillarlos a todos así que cuando te acosen haz lo que yo: respira hondo, sujeta firme el volante y manten la calma. Cuando ya me ha adelantado y ha pasado el peligro entonces me desahogo gritándole de todo (bueno, salvo si voy con los peques, que trato de ser más comedido, jeje).

¿Te gusta conducir? ¡Aprende a conducir!

A los locos de la carretera se os ve venir, casi siempre, y así me da tiempo a prepararme para lo peor, para la mayor estupidez.

Todavía en la línea contínua amarilla, por obras, pero tú vas sobrado así que me adelantas antes de que llegue la discontinua.

Hace rato que pasamos el aviso de «desvío provisional» que nos pide moderación en la velocidad pero parece que eso te da igual.

Apenas quedan unos metros antes de la primera banda reductora de velocidad pero tú ya sabes como pasarla sin soltar el acelerador: Sólo es necesario permanecer en el carril contrario hasta pasada la curva.

Lo que hiciste no sólo es peligroso para tí, sobre todo lo es para los demás.

Yo llevo una pegatina bien grande de «bebé a bordo». Hoy mis hijos no iban en el coche pero a la velocidad a la que me pasaste no podías saberlo. Te hubiera agradecido que dieras importancia a esa pegatina, pero no la viste como no me viste a mi. Sólo viste un obstáculo en tu carrera, un objeto en la vía que te obligaba a frenar, por Dios, tu estupenda máquina.

No espero que aprendas, nisiquiera que reflexiones porque conduces tu coche como conduces tu vida, sin respeto por los demás, sin saber todavía, a estas alturas de humanidad, lo que significa vivir en sociedad.

Lo peor es que no eres el único.