
una anciana disfruta del aire libre en el parque Maria Luisa de Sevilla
Si hay una estupidez cotidiana que me llama poderosamente la atención es esta. ¿Prohibido pisar el cesped? Los parques se están convirtiendo en naturaleza enlatada donde nuestros chiquillos sólo pueden ver a la pachamama desde la barrera.
Cuando paseo con mi hija por el parque yo disfruto viendo como se sienta en la hierba y la toca. Coge las hojas, mira a las hormigas subir por el tronco de los árboles, huele las flores… Hasta que viene el guardia de seguridad y me dice que está prohibido pisar el cesped.
Entonces pasó lo de la foto. Fuimos a Sevilla porque Ake tenía un claustro de profesores y Abril y yo nos fuimos con el coche al Parque de Maria Luisa y allí disfrutamos de lo lindo sin que nadie viniera a decirnos que no tocáramos la naturaleza.
En un momento dado vi esta tierna imagen. Una señora mayor en su silla de ruedas, instalada en el cesped junto a otras personas que están sentadas en el suelo. Entonces pensé que en mi ciudad eso no era posible, vendría un guardia de seguridad a decirle que las ruedas de su silla estropean la hierba. Entonces la señora le contestaría malhumorada: Oiga jovencito, ¿Es que me está tomando por Atila? ¡¡Vayase al cuerno!!
En el Parque Maria Luisa no vi vándalos, ni vi más suciedad que en los parques de Jaén y, por supuesto, no vi guardias de seguridad haciendo la ronda. Sólo personal de jardinería.
Si tuviera la mínima esperanza de que me escucharan, le escribiría al consistorio de mi ciudad para explicarle que la naturaleza llegó mucho antes que el hombre…
Y que tras millones de años de evolución, el cesped aguanta perfectamente las pisadas de un adulto, el juego de los niños, las sentadas de los adolescentes y las ruedas de las sillas de los ancianos.
Por cierto también les diría que nunca le hago caso al securata del parque y mi hija sigue disfrutando del contacto con la naturaleza…